miércoles, 28 de abril de 2010

lunes, 12 de abril de 2010


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Esta oscureciendo, ya comimos. Me dirigí hacia el baño y volví a mi asiento A34 . Hay un momento en el avión que llega la calma. Algunos se preparán para dormir, otros estiran sus mantas porque hace un poco de frío, me puse un sweter rojo arriba de una polera. Se cerraron algunas ventanas, abrí la mía. Saque el libro del bolso de mano. Pensé en encontrarme con Teller pero me distraje, mire a hacia al costado, el asiento estaba vació. Estire las piernas, me saque las botas, me quede pensando… la sensación de no saber nada del otro era lo que más me gustaba. Fue así como decidí zambullirme directamente en la almohada.
Amaneció. Luna y su hermano jugaban a la escondida con muñequitos articulados arriba del desayuno. El postre de manzanas tenía su merecido. Fue directamente a la heladera Helen abrió la puerta y se dirigió a la habitación, perdió el tiempo en las ventanillas y en los pasillos de larga distancia. Supo a los 13 que iba a acostarse con Teller, se emborracho la mayoría de las veces, la tercera –lloró. Falsifico cuadros y pinto paredes. Y pico, cuando ya eran las 10 de la mañana a miles de kilómetros de distancia.